martes, 3 de diciembre de 2013

EL CHEQUEO MÉDICO


EL CHEQUEO MÉDICO.

Arq. Abel Colorado Sáinz.

Todo mundo envidiaba al “Tío Chencho”, a sus 70 años gozaba de excelente salud y cada mes cobraba su buena pensión que le alcanzaba para pasarla tranquilo, disfrutando de la familia y amigos. Don Chencho, como le decían los vecinos, siempre había sido buen deportista, practicó la natación y el beisbol, además le gustaba mucho caminar por senderos que estuvieran en contacto con la vegetación, por esa razón presumía de su buen estado físico.

Un día, la tía Gertrudis, esposa de Chencho, influenciada por el desenlace de una telenovela, le dijo que como ya tenía 70 años era conveniente que se hiciera un chequeo médico, Chencho le comentó que para qué si él se sentía bien, respondiendo Gertrudis que precisamente la prevención se debe hacer cuando uno se siente bien, entonces, Chencho obedeció y acudió al Hospital en donde le hicieron varios estudios y análisis de todo lo que usted y yo sabemos. A los quince días regresó y el doctor le dijo que estaba bastante bien pero que había unos valores en los estudios que era necesario mejorar, por lo que le recetó: Atorvastatina para el colesterol, Losartán para el corazón, Metformina para prevenir la diabetes, Norvastatina para regular la presión, Polivitamínico para las defensas, Desloratadina para la alergia y el Omeprazol para proteger el estómago.

Tío Chencho gastó una buena parte de su pensión en la compra de medicinas y como no estaba acostumbrado al nuevo ajetreo con diferentes horarios y las variadas dosis, tuvo que regresar al médico para reordenar su tratamiento, el doctor al revisarlo lo notó un poco tenso y algo contracturado, por lo que le recetó además Alprazolal y Sucedal para dormir. Con tanta medicina, poco a poco Chencho empezó a ir de mal en peor, casi no salía de la casa porque en todo momento tenía que tomar una, dos y hasta cuatro pastillas. Tan mala suerte tuvo, que a la semana se resfrió y la tía lo mandó a guardar cama, y además de darle el tecito con miel llamó al médico, este le recetó: Tapsín día y noche y Sanidrip con efredina y como le dio taquicardia le agregó Atenolol  más un antibiótico Amoxilina por 15 días.

Para entonces, el Tío Chencho ya no veía la suya, y para colmo empezó a enterarse de todas las contraindicaciones, reacciones y efectos colaterales de los medicamentos, por lo que entró en pánico y asustado llamó al médico, quien le dijo que se tranquilizara  que no pasaba nada, mientras le hacía una nueva receta con Rivotril y un antidepresivo Sertralina, y como le dolían las articulaciones le dio Diclofenaco.  Ante el excesivo gasto, la pensión de Chencho no alcanzaba para más y el único contento era el dueño de la farmacia. Además, con tanta medicina por tomar no le daba tiempo de dormir a pesar de  las cápsulas recetadas para el insomnio.

Finalmente, tan mal se había puesto que un día, haciéndole caso a los prospectos de los remedios… el Tío Chencho Murió, en el entierro todos tristes, pero los que más lo sintieron fueron el doctor y el farmacéutico, todavía la Tía Gertrudis se aventó a decir que menos mal que lo mandó al médico a tiempo, que si no se hubiese muerto antes. Usted amable lector… ¿Cuándo se hace un chequeo médico?

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