EL
CHEQUEO MÉDICO.
Arq.
Abel Colorado Sáinz.
Todo mundo envidiaba al “Tío
Chencho”, a sus 70 años gozaba de excelente salud y cada mes cobraba su buena pensión
que le alcanzaba para pasarla tranquilo, disfrutando de la familia y amigos.
Don Chencho, como le decían los vecinos, siempre había sido buen deportista,
practicó la natación y el beisbol, además le gustaba mucho caminar por senderos
que estuvieran en contacto con la vegetación, por esa razón presumía de su buen
estado físico.
Un día, la tía Gertrudis,
esposa de Chencho, influenciada por el desenlace de una telenovela, le dijo que
como ya tenía 70 años era conveniente que se hiciera un chequeo médico, Chencho
le comentó que para qué si él se sentía bien, respondiendo Gertrudis que precisamente
la prevención se debe hacer cuando uno se siente bien, entonces, Chencho obedeció
y acudió al Hospital en donde le hicieron varios estudios y análisis de todo lo
que usted y yo sabemos. A los quince días regresó y el doctor le dijo que
estaba bastante bien pero que había unos valores en los estudios que era
necesario mejorar, por lo que le recetó: Atorvastatina para el colesterol,
Losartán para el corazón, Metformina para prevenir la diabetes, Norvastatina
para regular la presión, Polivitamínico para las defensas, Desloratadina para
la alergia y el Omeprazol para proteger el estómago.
Tío Chencho gastó una buena
parte de su pensión en la compra de medicinas y como no estaba acostumbrado al
nuevo ajetreo con diferentes horarios y las variadas dosis, tuvo que regresar
al médico para reordenar su tratamiento, el doctor al revisarlo lo notó un poco
tenso y algo contracturado, por lo que le recetó además Alprazolal y Sucedal
para dormir. Con tanta medicina, poco a poco Chencho empezó a ir de mal en
peor, casi no salía de la casa porque en todo momento tenía que tomar una, dos y
hasta cuatro pastillas. Tan mala suerte tuvo, que a la semana se resfrió y la
tía lo mandó a guardar cama, y además de darle el tecito con miel llamó al
médico, este le recetó: Tapsín día y noche y Sanidrip con efredina y como le
dio taquicardia le agregó Atenolol más
un antibiótico Amoxilina por 15 días.
Para entonces, el Tío Chencho
ya no veía la suya, y para colmo empezó a enterarse de todas las
contraindicaciones, reacciones y efectos colaterales de los medicamentos, por
lo que entró en pánico y asustado llamó al médico, quien le dijo que se
tranquilizara que no pasaba nada,
mientras le hacía una nueva receta con Rivotril y un antidepresivo Sertralina,
y como le dolían las articulaciones le dio Diclofenaco. Ante el excesivo gasto, la pensión de Chencho
no alcanzaba para más y el único contento era el dueño de la farmacia. Además,
con tanta medicina por tomar no le daba tiempo de dormir a pesar de las cápsulas recetadas para el insomnio.
Finalmente, tan mal se había
puesto que un día, haciéndole caso a los prospectos de los remedios… el Tío
Chencho Murió, en el entierro todos tristes, pero los que más lo sintieron
fueron el doctor y el farmacéutico, todavía la Tía Gertrudis se aventó a decir
que menos mal que lo mandó al médico a tiempo, que si no se hubiese muerto
antes. Usted amable lector… ¿Cuándo se hace un chequeo médico?

No hay comentarios.:
Publicar un comentario