Un adiós con Rock.
Arq. Abel Colorado Sáinz.
Allá por 1968, cuando cursaba la prepa en la ESBAO y Los Beatles triunfaban con Love Me Do, formé parte de un grupo de Rock llamado "Los Mao", junto con otros cuatro amigos de Fortín decidimos pulsar las guitarras eléctricas para seguir los pasos de aquellos grupos de Rock que para entonces movían a la juventud de México y del mundo; Locos del Ritmo, Teen Tops, Rebeldes del rock, Rolling Stones, Kinks, The Animals, Etc. Las primeras tocadas fueron en casas particulares y con instrumentos prestados y/o rentados, recuerdo que nos presentábamos antes de la fiesta para suplicar a los papás de la quinceañera que nos dieran chance de tocar aunque fuera sólo una hora, lógicamente sin pago alguno.
Tiempo después, los ensayos y el continuo aprendizaje nos fueron colocando en la preferencia de los amigos, tocábamos en las quemas de batas de Ciencias Químicas, en la elección de planillas de la ESBAO, en los bailes de coronación del Club de Leones, Club Rotario, Casino Español, así como en bodas y fiestas de muchas familias conocidas, tanto de Córdoba como de Huatusco y la región.
Me viene a la memoria que por esos años, aparte de "Los Mao" estaban de moda "Los Juglares", "Los Soviets" y "Los Gama" de Orizaba, eran divertidas y muy concurridas las tardeadas que se organizaban cada domingo en la cueva del Club de Leones de la avenida siete, estoy seguro que muchos compañeros y amigos de generación al leer estas líneas estarán recordando sus conquistas amorosas y las fiestas de esa época.
Los años pasaron y el destino nos dio la oportunidad de formar nuestras propias familias, llegaron los hijos, el trabajo… el correr de la vida. Pero como la música se lleva por dentro, nunca dejamos de reunirnos, y cada año, por espacio de varias horas ensayábamos hasta preparar un repertorio de 30 a 40 melodías que posteriormente interpretábamos en una fiesta organizada por nosotros y a la que invitábamos a toda la "palomilla" de la época, servía para convivir y recordar los buenos tiempos.
Hace apenas unos días, Pablo Vázquez Garibay, amigo entrañable y bajista de aquel grupo que hizo historia, dejó de existir… perdió la batalla contra un cáncer agresivo de pulmón y ya no fue posible preparar la tradicional tocada anual; sin embargo, al cumplir sus nueve días la familia de Pablo nos pidió que después de los rezos lo despidiéramos con una tanda de rock, insistiendo que él estaría muy contento de recibir los acordes de su querido grupo. Y así se hizo, casi a las dos de la madrugada, acompañados por una fotografía enmarcada de Pablo, emocionados, con un nudo en la garganta pero bien afinados le dimos el último adiós al ritmo de la "Chica alborotada", "Siluetas", el "Rock de la cárcel", "Popotitos" y la "Mantequilla". Estamos seguros de que allá arriba estará preparando el terreno para volver a armar el grupo conforme vayamos llegando.
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